“TOSANTOS” Y DÍA DE DIFUNTOS
Como casi todos los años, a finales de octubre, comienza el trasiego de flores y velas para llevar a los cementerios. Llega el reencuentro con familiares y amigos para honrar a nuestros difuntos. Ante sus fotografías , velas y flores rezamos, charlamos y recordamos.
La celebración del día de Todos los Santos se inició en la Iglesia católica hace casi 1300 años con el Papa Gregorio III, cuando éste consagró una capilla en la Basílica de San Pedro en honor a todos los Santos.
¿Por qué flores y velas?
Desde la antigüedad se han utilizado las flores para mostrar el recuerdo a nuestros seres queridos que han muerto, como una forma de respeto y cariño. El 1 de noviembre es tradición visitar los cementerios y llevar flores (claveles, que simbolizan la pureza del alma; gladiolos, que expresan la sinceridad y sobre todo crisantemos, que se considera la flor de los muertos)
Según la tradición cristiana, el motivo por el que encendemos las velas y las mariposas (o velas de aceite) es el pensamiento de que el alma de nuestros seres queridos vuelven en ésta fecha a visitarnos; siendo la llama de éstas las que les muestran el camino para llegar hasta nosotros sin perderse.
Este año hemos hecho una mezcla entre un altar mexicano del día de los muertos y nuestra costumbre murciana de llevar flores y velas a los cementerios.
En México, el día de los muertos se celebra la vuelta de las almas de los difuntos al mundo de los vivos para convivir durante ese día con sus seres queridos. Para festejarlo, se hacen altares en las casas donde se pone una cruz, flores, fotografías de los difuntos, comida típica de la zona, velas, agua, bebidas, dulces...